
Se trata, sobre todo, de una obra inteligente, bien narrada y bien estructurada. A nivel técnico, combina la tercera persona con la primera, en un estilo casi epistolar. Esto permite analizar la situación desde el punto de vista del narrador omnisciente y desde el yo subjetivo del protagonista. Muy interesante, es la primera vez que leo algo así. Normalmente las impresiones subjetivas se muestran a través de los diálogos, pero en esta novela se muestran en cartas, correos electrónicos y un diario que el protagonista mantiene al día.
El grupo de amigos es de nivel cultural alto, lo que permite insertar análisis sobre temas muy diversos. Lo que los une es una visión del mundo y una crisis de identidad que pretenden deshacer a través del reencuentro, volviendo a sus orígenes. Cada uno de ellos ha vivido una experiencia distinta que nos aporta diferentes perspectivas. Muchos de ellos viven en el exilio en diferentes continentes, lo que permite contrastar la visión de Líbano desde fuera y desde dentro.
Últimamente no encontraba lectura que mereciera la pena terminar (no soy de los que siempre terminan el libro que empiezan a leer, prefiero perder un par de horas que cincuenta). Por eso esta novela me ha caído como agua de mayo, nunca mejor dicho. Un libro lleno de razonamientos y también de lirismo que, sin lugar a dudas, recomiendo.
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